El primer (accidentado y único) carnaval de Villa La Angostura

El "Lonco" Cocconi preparándose para el malón... que terminó en la Comisaría.

La organización, aparentemente fue buena…, pero el corso fue bastante berreta, ya que se presentó una sola comparsa, la cual inexorablemente estaba condenada al éxito. Parece que hubo gresca y toda la comparsa terminó reclamando que liberen al “lonco” detenido en la puerta de la Comisaría Nº 28. Escribe Jorge Cocconi.

Carnavales… ¡Eran los de antes!

Hay cosas que son más o menos difíciles de entender; pero otras son prácticamente imposibles de explicar.

Como ejemplo, a alguien le puede costar comprender el teorema de Pitágoras…Pero cómo explicar que en esta localidad con 76 años de historia y que es parte de Sudamérica, el Carnaval se haya festejado no sólo una sola vez, sino una sola noche. Realmente cuesta comprenderlo y mucho más explicarlo. Sobre todo si voces anónimas responsabilizan de este hecho a un cross de derecha a la mandíbula. Dicen que bien puesto…, pero igual cuesta creerlo.

Este modesto cronista; con sus escasos medios, intentó realizar una investigación periodística tratando de esclarecer los hechos. Terminada la misma, el autor confiesa que más que esclarecer, oscurece; pero está divertida y compatible con el espíritu del Carnaval.

Dado el tiempo transcurrido, resulta complicado reconstruir los hechos ya que muchos de los personajes participantes ya no se encuentran en la localidad y los residentes, ignorando que la Justicia establece que las causas penales quedan sin efecto después de diez años, aún son reticentes a declarar sus pecadillos; si es que estos hubiesen existido, lo cual fue el motivo de investigación. Se sabe que hubo un intento de festejar el Carnaval.

Se sabe también, que ese intento lo lideró el glorioso barrio Las Piedritas; incluso se sabe que la responsable de la organización fue una tal Julia Diez y como apoyo barrial actuó la Sra. Lidia García. La organización, aparentemente fue buena… Pero el corso fue bastante berreta, ya que se presentó una sola comparsa, la cual inexorablemente estaba condenada al éxito.

La citada comparsa era una parodia inversa de la Campaña del Desierto, ya que dando muestras de la convivencia en la localidad, presentaba un conjunto de gauchos, indios de lanza, todos estos de a caballo y chusma de a pie, todos bastante enfiestados. Los gauchos eran paisanos que aprovecharon la oportunidad para echarse el ropero encima; los conas y chusma eran simples mascaritas festejando un Carnaval.

También se sabe que hubo que bajar el sonido para que no se espanten los caballos y que la comparsa, aburrida ya de dar como cinco vueltas al Corsódromo de una cuadra de Las Piedritas, decidió parar y organizar un bailongo ya que entre la mercadería femenina que llevaban y abundantes espectadoras, la cosa pintaba bien. También se sabe que, durante el baile, que fue bastante animado se armó una gresca, intervino la Policía, hubo un detenido y alguien se sintió ofendido y realizó una denuncia que generó una actuación judicial.

Y aquí comienza nuestra modesta investigación. Consultado el Sr. José González, que en la oportunidad oficiaba de capataz del grupo de gauchos, manifestó:

– Fuimos a atar los caballos en el terreno de Acción Social y bajar a las chicas que llevábamos enancadas.

– Sr. González: ¿En el grupo, había gente armada? .

– ¡Para nada! Los gauchos sin cuchillo. Y los que hacían de indios llevaban unos pedazos de caña que quedaron tirados ahí para irnos a bailar.

Sí se pudo constatar revisando actas policiales, que el individuo detenido presentaba su rostro enmascarado con caracteres indígenas, incluida toca de plumas que se negó a quitar, rasgos caucásicos y que previa a su encarcelación fue conducido al Hospital Oscar Arraiz en móvil policial para constatar posibles lesiones. En el hospital; el detenido, conducido por el Oficial Cuadrado fue sometido a revisación por el Dr. José Perotti.

Aparentemente, confundido por previas participaciones del Dr. Perotti en festivales boxísticos, el imputado se manifestó…

– José, voy ganando y estoy entero…¡ No me pares la pelea ahora !

Ante lo cual, tanto médico como policía lo observaron con expresión mezcla de lechuza y dos de oro. Reaccionó el galeno y expresó dirigiéndose al Oficial…

– Llevátelo de aquí inmediatamente que tengo enfermos que atender.

Este diálogo fue reconstruido en base a dichos de algunos internados de una sala contigua a la guardia y es sólo una versión ya que no pudo ser confirmado porque como es sabido el Dr. Perotti se encuentra actualmente residiendo en Barcelona y el Oficial Cuadrado cumpliendo sus funciones en algún otro rincón de la Provincia. Por tanto no se puede considerar como muy creíble.

Se pudo si confirmar que la comparsa en su totalidad, excepto el detenido, luego del altercado se trasladó a la puerta de la Comisaría 28 a fin de reclamar por el inculpado, integrante protagónico ya que se desempeñaba como lonco de la fracción indígena.

Consultada la Sra. Estela Martínez integrante de la chusma de a pie (con todo respeto) y el Sr. Lucas Melo actuando de lo que es, o sea un gaucho de a caballo, ambos fueron coincidentes en declarar:

– Fuimos a la Comisaría para evitar que se cometa una injusticia.

Agregando que cumplieron con su objetivo ya que al arribo del detenido proveniente del Hospital en móvil policial y tras una breve discusión, el mismo fue liberado. Se supo también que el imputado una vez que recuperó su caballo, paradójicamente llamado El Indio, animal de crianza de Don Pedrito Cayún, realizó algo así como un paseíllo o marcha triunfal por la Av. Arrayanes y fue saludado personalmente por el Comisario Delgado. Esta versión tampoco pudo ser confirmada ya que el citado funcionario policial fue posteriormente trasladado y se desconoce su paradero.

También se recogieron expresiones acerca del estado de alcoholemia de los participantes de la murga.

Como siempre, entre algunas voces malintencionadas que se niegan a identificarse, alguno expresó:

– ¡Estos están todos en pedo!

Expresión bastante soez y malintencionada hacia un grupo de comediantes aficionados y que no pudo ser confirmada por testimonios posteriores, ya que en su totalidad los miembros de la murga no conformes con su diversión de la tarde y posteriores conflictos se retiraron a sus respectivos domicilios a quitarse el maquillaje, recuperar su identidad habitual y con la consigna de concurrir en masa a la elección de la Reina del Carnaval, bailongo incluido.

Consultados los Sres. Ítalo Martínez y Luis Epuyao, conocidos vecinos de la localidad y también remanyados como adictos a la milonga, en esa noche presentes, ambos fueron coincidentes en sus dichos…

– La gente de la comparsa vino y animó el baile; en particular el acusado que bailó toda la noche y muy bien ya que se sacó una compañera de muy buen pie.

Se deja constancia, por lo investigado, que esa compañera de baile fue una tal Marisa, para esos momentos Directora del Hogar de Ancianos Gregorio Álvarez. También que la hija del imputado, fue electa Primera Princesa de ese Carnaval único y final.

Y hasta aquí la cosa podría quedar como la crónica del festejo de una noche de Carnaval, pero como nunca falta un sordo que arruine el concierto, hubo una denuncia. En días posteriores el denunciado fue citado a prestar declaración en sede policial, la cual fue tomada por la Suboficial Gatica. Informado el imputado de los dichos del denunciante y consultado sobre qué tenía que declarar al respecto, tubo una respuesta tajante:

– No tengo nada que declarar sobre los hechos que son de dominio público.

Solamente aclarar que es posible que haya incurrido en un exceso de celo en el cumplimiento de mi rol de lonco de la tribu de lo cual no me arrepiento y puede que me haya sobrepasado en la defensa del “mujeraje” y niños. Esto no incluye a mis indios de lanza, todos creciditos y autosuficientes.

Informado el declarante sobre que el denunciante había presentado como testigo de los hechos al Sr. Pablo Rizzo, y consultado sobre quién ponía como testigo de su defensa, el mismo manifestó:

– El Sr. Rizzo, entre otras cosas, me parece un hombre honorable, por tanto yo también lo nombro mi testigo.

Con lo cual sin quererlo quedó pegado como pieza clave del caso. Obviamente que el mismo fue citado a declarar a comisaría, cosa que aceptó de mala gana y ya constituido, el personal actuante le informó:

– Sr. Rizzo se le va a leer la denuncia y Ud. después prestará su testimonio. Formalidad que al toque se inició. Llegado a cierto punto de la lectura el testigo interrumpió…

– Pará, pará, pará… Cómo que éste dice que el acusado, lo tenía agarrado de la cabeza, le pegaba trompadas y le clavaba una lanza (sic). ¿Pero cuántas manos tiene este tipo? Lo cual provocó la risotada general del personal policial y a continuación la declaración concluyente.

– Yo de esto no vi nada, esto no es serio y no me llamen más por boludeces.

Con lo cual la denuncia cayó por su propio peso, o sea por la Ley de Gravedad, confirmando la máxima popular que afirma “que el pez por la boca muere”. Bueno…, en este caso se trataba de un pescado. También y según se sabe, la Policía siempre trata de resolver los casos aunque sea para sacárselos de encima y en este, bastante atravesado, entre un blanco y un casi indio ¿quién la iba a ligar?

A los pocos días el imputado fue citado y en esta ocasión a sede Judicial y un palurdo que se encontraba esperando para realizar un cambio de domicilio difundió haber escuchado, puerta por medio, la siguiente conversación:

– Mirá, te voy a tener que aplicar una multa por “desorden en la vía pública”. Dijo el Sr. Juez.

– Y bueno, yo no tengo nada que ver, pero está bien…

– Bueno, son veinte pesos. Es la fianza.

– Tá. Pero ahora no tengo plata.

– Bueno, entonces te voy a tener que llevar detenido.

– ¿Pero vos estás loco? Por esta boludez y por veinte mangos me vas a meter en cana. Vamos a hacer una cosa: fiame, y mañana paso y lo pago.

– Está bien, andá. Pero ni loco se te ocurra andar diciendo que te fie la fianza.

– Noooo, esto muere aquí.

No se le otorga validez a esta versión ya que se le atribuye a un albañil que desapareció del pueblo por no poder conseguir trabajo….(posiblemente un fenómeno paranormal). Consultada la Oficial Laly Urra, jefa del Registro Civil que en esa época compartía el edificio con el Juzgado, manifestó:

– Yo no escuché nada ya que en ese momento me encontraba anotando una denuncia por separación de matrimonio de hecho, cosa poco habitual en la localidad, y que además estaba bastante interesante.

El funcionario judicial ni siquiera fue consultado ya que esta increíble versión contrasta con su intachable carrera. Existieron también algunas versiones de personajes notables: por ejemplo, el prestigioso historiador local Conrad Meier calificó los hechos como “el último malón”, cosa que analizada actualmente es muy relativa en lo de “último” ya que en tiempos más recientes se han registrado otras acciones y con indios más “deendeveras”, según dichos de una vieja que no quiso identificarse.

Aún así, en su momento, Meier fue refutado por algunos revisionistas de la historia, como es el caso del Sr. Director de este medio, quien argumentó que no podía ser tildado de malón un grupo de gauchos y mascaritas con fines de farra.

Más recientemente, el historiador chilote Renato Cárdenas (o sea nacido en Chiloé), visitando nuestra Localidad y en comunicación personal nos informa que esta historia ha sido incluida en libros de texto para escolares del Sur del río Bio-Bio y se la considera como la última y más austral incursión de la banda de Los Pincheira, integrada por realistas, paisanos e indígenas. Esta versión no se sabe si calificarla como tremenda huevada o un nuevo despojo a nuestro patrimonio, en este caso cultural.

Llegado a este punto de la investigación y ante la imposibilidad de conseguir testimonios que arrojen un poco más de luz y menos de oscuridad sobre lo sucedido, la única posibilidad era recurrir a los protagonistas directos; y aquí una nueva traba ya que el denunciante hace años se encuentra desaparecido de los lugares que solía frecuentar.

Consultado el denunciado, juzgado e inculpado, el mismo se mantuvo fiel a sus principios y manifestó que no tenía nada que declarar al respecto; pero sí que tenía que aclarar que no sólo se siente víctima de aquella noche fatídica en la cual sin saber cómo, resultó lesionado en los nudillos de su mano derecha, sino que se declara inocente y se siente además estigmatizado ya que muchos vecinos lo consideran responsable de que en el pueblo no se festeje más el Carnaval por su culpa.

Por tanto, solicita que para ser reivindicado se haga un corso como la gente, en la Av. Arrayanes, con varias comparsas, mascaritas y bailongo incluido, y no como esa parodia carnavalesca, valga la redundancia, de Fiesta de los Jardines. Caso contrario, asume su condición y exige a las Autoridades que inicien urgentemente los trámites ante el Libro Guinness para que se reconozca a nuestra Localidad como poseedora de este insólito récord.

Por último, este modesto cronista se permite realizar una reflexión acerca de que los Carnavales suelen ser tan efímeros como la vida misma. Por eso muchachos: ¡Si uno les dice que es Carnaval!. Ya saben que hacer…Pero aprieten bien fuerte mientras puedan.

Sobre todo Vos, querido Chorizo, que los que te queremos estamos esperando que te tomes todo el tiempo para estar bien. Porque esta Comunidad te necesita; no sé si como mecánico, pero sí como el buen tipo que sos,…. y eventualmente algún otro atorrante te puede llegar a necesitar como testigo.

 

Jorge “Mono” Cocconi en exclusiva para LA ANGOSTURA DIGITAL

Villa la Angostura

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