Sr. Director.
El mes pasado un fiscal rosarino copó la parada judicial en la provincia de Neuquén.
Un evento trascendente, aunque pasara extrañamente desapercibido en estos rincones del sur.
Efectivamente, el Consejo de la Magistratura de esta provincia, mediante la Acordada 043/2025, fechada en 20 de mayo 2025, conforme lo dispuesto por el Reglamento de Concursos Públicos de Antecedentes y Oposición, ha designado al postulante Gastón Ávila en el Concurso número 255; y esto es -significa- que ha dado ganador al nombrado para la Jefatura Fiscal de la IV Circunscripción Judicial.
Tamaño cargo dentro de la estructura del Ministerio Público Fiscal, por su enorme responsabilidad, poder de control y dirección que otorga, y atractiva paga, fue disputado, entre otros, por conocidos magistrados del fuero penal local, compitiendo el juez sanmartinense Maximiliano Bagnat; el fiscal del caso angosturense, Adrián De Lillo; y el agente Jorge Ramiro Amaya, asistente letrado que presta servicios en la misma dependencia fiscal que el anterior.
Si bien a mitad de camino de dicho concurso todo indicaba ganador a Bagnat, quien acariciaba orgulloso un promedio de 9,53 puntos, posicionándose primero frente al resto de sus ocho competidores; esa ilusión inicial fue conmovida por un joven profesional de 34 años de edad, sobresaliente entre sus pares, proveniente de la provincia de Santa Fe; quien, en la etapa siguiente quedó ocupando un primer puesto por la solvencia técnica demostrada ante los evaluadores; relegando al mencionado juez a un destacado segundo lugar, y tercero en la grilla quedara meritoriamente Adrián De Lillo, todavía en carrera y con expectativas de ganar la contienda magistral que posibilitara ejercer la jefatura de todos los fiscales sureños.
Luego de eso, los tres mejores postulantes tuvieron que someterse a las entrevistas personales de rigor frente a los Consejeros, quedando inamovible la posición de cada uno de ellos lograda en la etapa anterior; es decir: Avila a la cabeza; secundado por Bagnat, y en tercer puesto De Lillo.
El ganador Gastón Avila podrá próximamente ser ratificado por los representantes del pueblo, habiéndose dispuesto remitir el pliego correspondiente a la Honorable Legislatura provincial a fin de requerir la concordancia prevista por la Constitución de la Provincia del Neuquén.
Este filtro legislativo final no es baladí. Como se recordará, hace un año atrás, el ganador del concurso anterior -Manuel Ignacio Islas-, en las vísperas de su ansiada aprobación, fue increpado por una persona que, según trascendió, había sido imputada por un presunto hecho de abuso sexual y terminara absuelta; quien accediera a los pasillos de la sala de comisiones, en circunstancias un tanto extrañas, habiendo ingresado a un sector restringido, celosamente vigilado, con el objetivo de recriminar el desempeño de aquel; evento anómalo que pareciera haber sellado la suerte opaca del fiscal de cuna platense, rechazándose a posteriori el pliego de su candidatura.
Entre tanto, de margen, ensayando, debiera considerarse si el magistrado Adrián De Lillo hubiera ganado la terna, algunos operadores jurídicos se preguntan si éste hubiera pasado el examen legislativo, toda vez que genera profusa dubitabilidad las consecuencias del fracaso de la acusación contra cinco policías llevada adelante en el conocido caso “Robinson Gatica”, que puso en el ojo de la tormenta a toda la institución Policial neuquina desde su muerte ocurrida en mes de julio de 2022, quedando el hecho investigado bajo atenta mirada de organizaciones que promueven ideologías de izquierda con bases en distintos puntos del país.
Hubo pluralidad de marchas y cortes de calles y avenidas, pasacalles, cartelería con leyendas de “cuidado, policía suelto”, megáfonos a todo volumen, operaciones de prensa, gritos de “gatillo fácil” y cánticos de “policía asesina”, pintadas en la comisaría y pestilentes diatribas hacia los trabajadores de la seguridad pública, en el marco de una prolongada investigación criminal declarada compleja, que culminara con el sobreseimiento definitivo de todos los uniformados que fueran oportunamente acusados de homicidio calificado, en un proceso penal teñido de suspicacias al haberse violado de forma flagrante la Acordada 4345/2009, capítulo 12, dictada por el Tribunal Superior de Justicia -Principios de Bangalore sobre la Conducta Judicial-, que impide a jueces y fiscales litigar junto a familiares o parejas.
En este asunto seguido de cerca durante años por la cúpula policíaca, la abogada que representaba a la querella que terminara perdidosa, resultara tener una amistad de tipo íntima manifiesta con el fiscal De Lillo, pública y notoria, quien fue representante local en Villa La Angostura del Partido Socialista, en mayo de 2023, de cara a las elecciones; o sea, esto es, en plena etapa de investigación del caso Gatica.
Tuvimos así, un fiscal estrechamente vinculado a una promotora de pensamientos socialistas, ampliamente difundida para la ocasión, que actuara activamente en política partidaria, acusando -ambos- a policías inocentes de una muerte enmarcada en un acto de servicio, causada por las consecuencias del consumo crónico de narcóticos.
Desde un análisis funcional, de dicha conjunción, nada bueno se avizoraba en el horizonte jurisdiccional, pues, naturalmente, se permitió germinar dudas respecto de los principios de legalidad, objetividad y transparencia que deben regir la actuación del Ministerio Público Fiscal.
Los Fiscales Jefes subrogantes, Fernando Fuentes de Chos Malal y su colega Juan Agustín García, cada uno a su tiempo, se hicieron los distraídos frente a reclamos de corrección efectuados por este Defensor en distintas causas, intentando disimular una situación disfuncional conocida públicamente, que aparejaba serias miradas de naturaleza ética; lo cual les valió sendas denuncias ante el Tribunal Superior de Justicia, debiendo ambos dar explicaciones de sus actos de gobierno.
En tiempos de notoria pauperización de la calidad del sistema judicial, donde la ciudadanía -con toda razón- desconfía de quienes administran justicia, se impone la herramienta ética como salvaguarda prístina de los valores constitucionales, frente a resortes del Poder Judicial que, claramente, omiten cumplir con reglas establecidas internacionalmente pacíficamente aceptadas; que simulan ejercicios de contralor en miras de dar apariencias de oficios públicos correctos, engañando a la sociedad consumidora de un servicio de justicia deficitario, viciado por prácticas reñidas con la ley; embriagados por sentimientos impunidad, frente a la inoficiosa actividad de los jerárquicos que debieran evaluarlos, pues todo queda en casa, donde reside la familia judicial.
El próximo flamante Fiscal Jefe tendrá a cargo la encomiable tarea de poner orden en las agencias subordinadas de la IV Circunscripción Judicial, y hacia allí van mis votos de confianza, anhelando su pronta asunción al cargo.
Se necesita aire fresco en el sur.-
Abog. Cristian Hugo Pettorosso
Matr. 2248 CAPN