Sr. Director:
Otro Aniversario más de la muerte de Don Manuel Belgrano, otro nuevo acto necrofílico para recordar uno de los Grandes Proceres de la Historia. Más cuando conmemoramos ello en nuestra educación y en nuestros actos Festejamos el día de la bandera.
Nuestra historia nos interpela continuamente y como dice la Canción “Si la historia la escriben los que ganan, quiere decir que hay otra historia”
Esta vez no desarrollaré el tema, dejaré que LUIS LAUNAY, uno de los historiadores más prolíficos y poco conocidos. Incansable militante de la historia Argentina nos aclara en un fragmento el color de nuestra bandera: ¿AZUL o CELESTE? Quien cita a otro de nuestros grandes historiadores JOSÉ MARÍA ROSA
¿Del color de la Bandera de la Plaza San Martín o del color que flamea en el Concejo Deliberantes o de los pálidos celestes de las que recorren el camino a lo largo de la Avenida Arrayanes / Ruta 40? En nuestra localidad
¿AZUL O CELESTE? Es vieja la discusión sobre el exacto matiz del azul de nuestra bandera. Sucesivamente ha sido azul-celeste, azul-turquí, nuevamente azul-celeste y ahora predomina el celeste diluido. Tampoco es clara la prueba documental, pues azul, celeste y azul-celeste son usados como sinónimos por Belgrano, el Primer Triunvirato, la Asamblea del XIII y el Congreso de Tucumán.
Ateniéndonos al pie de la letra, el Congreso sancionó la ley de banderas el 25 de enero de 1818 estableciendo que “los dos colores” blanco y azul en el modo y la forma hasta ahora acostumbrados”, formarían la insignia nacional. El color azul, no el celeste, es el usado en heráldica; es el color del espectro solar, mientras el celeste es un sernicolor. El azul admite distintas gradaciones que van del azul oscuro o “azul del mar” también llamado turquí, al azul claro o “azul del cielo”,
que no debe confundirse con el celeste diluido que, vuelvo a decir; no es un color sino un semicolor, un tono. La bandera, creada en Rosario el 27 de febrero de 1812 por Belgrano inspirada en la escarapela azul-celeste del Triunvirato. Debió ser del color que señala la heráldica. Ni azul-turquí, ni celeste claro: “azulceleste”, que es el que conocemos generalmente por azul. De ambos colores de nuestra bandera, el principal o “jefe” es el blanco, situado en el centro del pabellón, y junto al asta en la bandera de los Andes de San Martín.
El blanco o argentino simboliza en heráldica la “plata”, y era lógico que
distinguiera a los “argentinos”. Cintas blancas, exclusivamente blancas como hoy se ha probado, distinguieron a los patriotas el 22 de mayo: algunos dicen que, en señal de paz, pero creo que fue por su condición de nativos que usaron el color argentino. El azul llegaría después, lucido en la solapa junto al blanco por los integrantes del cuerpo de Patricios; como los de otros regimientos emplearon encarnado y blanco, o los tres colores y hasta un ramito de olivo en el sombrero. Algunos suponen que el azul-celeste de los patricios fue tomado de
la Orden de Carlos III, otros, de la Inmaculada Concepción. Presumo que ambos colores (el blanco y el azul) fueron sacados del escudo de la ciudad de Buenos Aires, cuyos colores eran precisamente blanco y azul.
JOSE MARIA ROSA
Gracias Manuel Belgrano no solo por la Bandera, de las batallas ganadas, sino por qué has sido un patriota ejemplar de una conducta intachable y nos dejaste todo un ejemplo moral que pocas veces recordamos.
Es mi deseo a lo largo de estas notas que nos dejemos de leer Billiken, recortes de una historia oficial empañada por una glucosa contagiosa e investiguemos al menos antes de cada acto, para cuando celebremos el SER ARGENTINOS, al menos, poner un poquito de una y no ante tanto de esa historia que tapa “otra historia”.
Sin decir que una es verdad y la otra no existe, que simplemente nos interpelemos y reflexionemos, porque de eso se trata. Reflexionar sobre NUESTRO SER NACIONAL en defensa de nuestro patrimonio histórico, social, territorial que nos permite SER ARGENTINOS y como dice nuestro Himno que hoy ferviente cantaremos ¡Coronados de gloria vivamos O juremos con gloria morir!
Carlos Roque Marino
Villa la Angostura