Sr. Director:
LA PATRIADA.
Era el 28 de junio de 1966. Un grupo de subversivos portando el uniforme del Ejército Argentino, tratan de imponerse al Sr. Presidente de la Nación, el Dr. Arturo Umberto Illia, exigiéndole su renuncia.
Anoticiado de lo que acontece, el Oficial de Guardia de Granaderos, el Teniente Primero Aliberto Rodrigañez Riccheri, decide oponer resistencia. Es un Granadero a Caballo, y debe cumplir con el deber que la Patria les ha impuesto: velar por la seguridad e integridad de la Investidura Presidencial, aún al precio de su vida y la de sus hombres.
Dispone de solamente treinta Granaderos de tropa y Suboficiales, para tal difícil tarea.
Rodrigañez Riccheri aposta las ametralladoras en las entradas principales, y en las escaleras de acceso de la Rosada. Distribuye su puñado de hombres en puntos estratégicos de la Casa de Gobierno. Cierra puertas y ventanas. Mientras que en las calles adyacentes, comienzan a llegar unidades militares golpistas.
Cuando llegan los cabecillas de la insurrección a Casa de Gobierno, el joven Teniente Primero les advierte que no avancen, porque sino abrirá fuego. Los sediciosos, sorprendidos, se detienen. ¡Un puñado de Granaderos contra todo un Ejercito!
Llaman al Coronel Marcelo D’Elia, Jefe del Regimiento de Granaderos que estaba en el Cuartel de Palermo, y le dicen que llame al joven Oficial para que deponga su actitud. El Jefe del RGC les dice que tiene el Regimiento armado y movilizado para salír en defensa del Teniente Primero apenas suene el primer disparo. Y agrega que jamás le daría la orden de que se rinda, porque el Granadero solo está cumpliendo con su deber.
Azorados los sediciosos no pueden creer lo que oyen.
En tanto, Rodrigañez Riccheri reúne a su puñado de valientes y en el Patio de las Palmeras les dice:
– Granaderos tal vez hoy nos saquen de aquí con las patas por delante. Pero espero que cada uno de ustedes cumpla con su deber.
Aquel grupo de valientes, íntimamente, saben que cumplirán con su deber, aunque se les vaya la vida.
Luego va y se presenta delante del Presidente Illia y le dice:
-Sr. Presidente tengo treinta hombres para resistir lo que sea. Espero sus órdenes.
Conmovido hasta lo más profundo de su ser, Illia le ordena que deponga su actitud. No iba a permitir que se derramara ni una sola gota de sangre de “sus Granaderos”. Porque Illia amaba a los Granaderos, ya que él había sido uno de ellos cuando hizo su Servicio Militar.
Y así, aquella “PATRIADA” de aquel puñado de Granaderos no pudo torcer la historia del país. Con el derrocamiento de Illia se inauguraban años y años de desencuentros entre los argentinos.
De aquel día, se cumplen este 28 de junio, 59 años.
Nuestro recuerdo y homenaje para aquel Granadero a Caballo que llegó a Presidente de la Nación Argentina, en un nuevo aniversario de su derrocamiento.
Y nuestra gratitud y admiración para el ahora General de Brigada Aliberto Rodrigañez Riccheri, un verdadero Granadero que supo cumplir con su deber, hoy de juveniles 91 años.
Dos Hombres de Honor.
Raúl Alfredo Del Castillo
DNI 24.580.830
Villa la Angostura