La famosa cadena chilena de ropa anunció el cierre definitivo, dejando a miles de turistas argentinos sin una opción económica clave en sus viajes de compras al país vecino.
Esta semana se conoció el cierre de una famosa tienda que le pondrá fin a una trayectoria de casi 70 años en el mercado minorista chilena. Esta decisión también impacta de manera significativa en el turismo de compras argentino, que durante décadas encontró en esta tienda una opción accesible y atractiva para adquirir ropa y productos textiles a precios competitivos.
El turismo de compras entre Argentina y Chile ha sido históricamente muy dinámico, especialmente en ciudades fronterizas y en la ciudad de Osorno, en lo que respecta a los vecinos de Villa la Angostura y Bariloche. Los argentinos, atraídos por la variedad y precios más bajos en ciertos rubros, suelen visitar las tiendas chilenas para aprovechar promociones y descuentos.
Pero la noticia es que la cadena chilena de ropa e indumentaria Corona anunció su cierre definitivo para el jueves 10 de julio de 2025.
En este contexto, Corona se consolidó como una alternativa low cost frente a gigantes del retail como Falabella, París y Ripley, ofreciendo prendas y productos textiles a precios accesibles, lo que la convirtió en un destino habitual para turistas argentinos interesados en renovar su vestuario sin gastar demasiado.
La cadena, con presencia en todo Chile, desde Arica hasta Punta Arenas y lugar de los turistas de nuestra región que visitaban la sucursal de Osorno, contaba con 55 tiendas y cerca de 1.500 empleados al momento de su cierre. Su oferta estaba orientada principalmente a sectores socioeconómicos medios y medios bajos, un nicho que también incluye a muchos turistas argentinos que buscan opciones económicas y de calidad.
Corona fue fundada en 1955 por Leonard (Leonardo) Schupper, un inmigrante judío de origen neerlandés que llegó a Chile tras la Segunda Guerra Mundial. Inicialmente, la empresa comenzó en Concepción en 1946 y luego se trasladó a Santiago, donde se consolidó con la tienda Confecciones Schupper en la calle Arturo Prat, que también fue la sede central de la cadena. Durante las décadas siguientes, Corona evolucionó de un negocio de fabricación textil a una cadena especializada en venta minorista de ropa y productos textiles, enfocándose en el mercado regional y en clientes de sectores medios y bajos.
En la década de 1990, la empresa lanzó su propia tarjeta de crédito, la tarjeta Corona, que funcionó hasta 2024, fortaleciendo su vínculo con los clientes y facilitando el acceso a sus productos.
- Crisis financiera y reorganización
A partir de 2019, Corona comenzó a enfrentar serias dificultades económicas, agravadas por el estallido social en Chile y la pandemia de COVID-19. Estos eventos impactaron severamente en la operación de la cadena, con 13 de sus tiendas vandalizadas y saqueadas, generando pérdidas millonarias en infraestructura y reposición de stock.
En agosto de 2019, la empresa solicitó su primer proceso de reorganización judicial para enfrentar una deuda que superaba los 80 mil millones de pesos chilenos y más de 300 acreedores.
A pesar de haber logrado una primera reestructuración en 2022 que permitió sanear parte de sus pasivos, la cadena no pudo recuperarse completamente. En 2025, Corona acumulaba una deuda cercana a los 67 mil millones de pesos y enfrentaba un segundo proceso de reorganización judicial. En junio de ese año, sus acreedores aprobaron un plan de reorganización con el respaldo del 100% de la banca y el 94% de los bonistas, que incluía un financiamiento de hasta 22 mil millones de pesos (unos 23 millones de dólares) para el 20 de junio.
Sin embargo, este financiamiento nunca se concretó debido a que los bancos principales, entre ellos Banco BCI, Banco Internacional y Banco Security, no consideraron suficientes las garantías ofrecidas, lo que llevó a la cancelación del apoyo financiero.