Este lugar, visitado cada año por miles de turistas, fue bautizado originalmente como “Península Beatriz”. A fines del siglo XIX fue habitado por dos familias chilenas que después abandonaron el lugar por las duras condiciones de vida. La “Estancia Ketrihué” contaba con 1.753 hectáreas, donde don Antonio Lynch desarrolló la ganadería y hasta cultivos de trigo y maíz. Escribe Yayo de Mendieta.
La “Península Beatriz” forma parte del Lote Pastoril n° 10 y en muchos documentos antiguos es común encontrarla escrita como “Ketrihué”. Su nombre en realidad ha variado a través del tiempo, si se recuerda que también fue denominada “Península del León” (según lo especifica Albarracín) o “Península Mascardi” (F. Fonck) en clara memoria al jesuita que llegó en 1670 al Nahuel Huapi y fuera el fundador de la misión “Nahuelhuapi” (1670-1717). Este misionero fue asesinado el 15 de febrero de 1674 luego de partir desde la península Huemul en una de sus excursiones al sur de la Patagonia.
El nombre actual de “Península Quetrihue” se lo atribuye a la traducción en la escritura indígena como “donde hay arrayanes” en alusión al único bosque de arrayanes que existe en el mundo y que es admirado en la actualidad por miles de turistas cada año. Esta denominación fue con la que el último propietario, don Antonio Manuel Lynch bautizó a la península.
El nombre “Beatriz” que figura en numerosos planos de fines del siglo XIX, se debe al homenaje que le quiso tributar su antiguo propietario, el Dr. Juan O´Connor a su esposa. También había elegido el nombre de sus dos pequeñas hijas “Dora” y “May” para las dos lagunas que se encuentran dentro de la península. En la actualidad estas dos pequeñas extensiones de agua reciben el nombre de “Hua Huan” y “Patagua”.
El Dr. Juan O´Connor inició su trámite de compra al solicitar un lote de 270 hectáreas en arrendamiento a 20 años, el 14 de abril de 1915 quien, también había adquirido el 19 de diciembre de 1913 un lote pastoril en la Península de 625 hectáreas- por un total de $ 31.250 a Gastón Roberto Smith Cusak.
Este último fue el primer poblador, legalmente habilitado en la Península Quetrihue, cuando le compró al gobierno nacional por $ 500, firmando la escritura de compra el 17 de abril de 1906.

Se hace referencia a que Gastón Roberto Smith Cusak fue el primer poblador en forma legal, pues de acuerdo a los informes existentes en el archivo del Ministerio de Agricultura, en 1901 estas tierras fueron exploradas por los ingenieros Carlos Soungires y Carlos E. Martínez, quienes en su informe final detallaron que “el terreno de la Península norte comprendido entre los límites de este parcial es en general bueno, allí hay algunas poblaciones de indios chilenos agricultores que obtienen muy buenas cosechas de papas, repollos, cebollas y zanahorias; mantienen gallinas y una que otra vaca lechera para la familia. Hay muy pocos caballos y ninguna oveja. El nombre del chileno es José Julián Ranque y está poblado desde el año 1897. En el centro de la Península hay otro indígena llamado José Miguel Metra poblador desde 1898; éste tiene más vacas, fabrica quesos y tiene también su sembrado regular. Ambos pobladores son personas pacíficas”.
Las dos familias chilenas relevadas en este informe decidieron regresar a su país, ante las duras condiciones de vida que se acentuaban en el invierno y la imposibilidad de comercializar sus productos al quedar aislados durante semanas por la falta de conectividad lacustre con el naciente pueblo de “San Carlos”.
Sobre la forestación existentes por aquellos años escriben “el terreno en su totalidad se halla cubierto de bosques, siendo estos más importantes en el Lote Pastoril n° 10 que, en la fracción mencionada, en razón de su mayor superficie y abundancia de esencias de mérito. Los componentes del bosque son principalmente ciprés, radal, coihue, notándose algunos ejemplares de arrayan y chacay. En el sub bosque hay casi exclusivamente el maqui y, en segundo lugar, quillas y arvejillas, éstas últimas de valor como forrajeras”.

Éste recibía como complemento de su sueldo habilitaciones en la cría de hacienda, pero además elaboraba por su cuenta quesos y manteca “que vendía con buenos resultados en pueblo de “San Carlos”.
Bajo la supervisión de este encargado se iniciaron los trabajos de construcción de diversas mejoras, las cuales fueron introducidas entre 1917 y 1919. En esta forma se ejecutaron, según un informe del gobierno “una casa habitación, de dos plantas en madera de ciprés, un galpón de madera de ciprés de 6.00 x 10.00 metros, un gallinero, una casilla para colmena, una pieza taller, así como también 2.000 metros de alambrado de 10 hilos, 2.500 metros de 7 hilos y 300 metros de cerco de palo a pique. La inversión equivalía a unos $ 14.540″.
También había “una lancha a nafta, un bote a cela y un bote menor a remo”. En referencia a la hacienda introducida en la Península contaba con 192 vacunos, un caballo y 28 caprinos. El trabajo de explotación se completaba con la siembra de tres hectáreas de papas y una huerta de hortalizas varias, así como una plantación de 180 manzanos y 70 perales”.
Con estos argumentos, y como consecuencia del decreto de venta fechado el 7 de diciembre de 1917, Juan O´Connor solicita al ministerio de Agricultura se le extienda el titulo definitivo de las tierras solicitadas oportunamente que comprendía una fracción de 270 hectáreas.
Pero el 8 de Julio de 1931, en Capital Federal y ante el escribano don Carlos A. O´Farrell, la propiedad cambia de dueños, al firmarse la escritura de venta a favor de una sociedad formada por las familias Lynch y de Uribelarrea.
Es en ese momento en que nace la “Estancia Ketrihué” siendo los titulares el médico Antonio Manuel Fermín Lynch, quien estaba casado con doña Josefina Teresa Quirno, y Manuel de Uribelarrea, este último un reconocido comerciante porteño, titular de la firma “Uribelarrea S.A” inmobiliaria, agrícola y ganadera con oficinas en Avenida Roque Sáenz Peña 1164, de la Capital Federal.
Como era común en ese tiempo, la Estancia Ketrihué también fomentó una forma de turismo incipiente, pues ofrecía hospedaje a algunos visitantes que llegaban desde Buenos Aires, incluso del extranjero, atraídos por las grandes bellezas naturales.
Los primeros días del mes de diciembre de 1933, contratan como encargado a José Diem, quien con un sueldo de $ 120 se hizo cargo de organizar la estancia. Allí se desarrolló una intensa actividad que incluía la comercialización de madera, así como de derivados de la leche, la fabricación de distintos dulces y la cría y venta de ganado. Se realizaron diversos tipos de sembrados como maíz y trigo.

José Diem llevó un meticuloso control pluvial de la península que hoy se utiliza como antecedente histórico de la zona. Puede observarse, en las planillas de resúmenes que el promedio oscila en unos 2.500 mm. anuales. Es curioso poder hoy apreciar las distintas variables donde, por ejemplo, en el año 1943 sólo llovieron 1.507 mm., y por lo contrario en 1951 se registra el pico de mayor precipitación con 3.166 mm.
La “Estancia Ketrihué” finalmente fue expropiada en gran parte por el gobierno de Juan Domingo Perón, mediante el Decreto del Poder Ejecutivo n° 2.851, bajo la Ley de Expropiaciones n° 13.264, dejándole a su dueño una fracción de cien hectáreas donde se encontraba el casco de la estancia. A tal efecto el gobierno pagó la suma de $ 1.441.700 m/n. en concepto de indemnización. Se recuerda que, en esta misma etapa de expropiaciones por parte del gobierno que también sufrió el contador Pinedo, obligó a Exequiel Bustillo a vender su Estanzuela Cumelén, la cual se transformaría en el Country Club que se mantiene vigente hasta la actualidad.
Yayo de Mendieta
Extractos de su libro “Una Aldea de Montaña” (2002)
Villa la Angostura



